Ragnar Bragason es un director no muy conocido fuera de Islandia. De momento. "Björn" y "Foreldrar" son dos excelentes filmes sobre las duras relaciones entre padres e hijos, que podían intercambiar sus títulos sin problema, dos relatos duros, directos, honestos, con sobresalientes interpretaciones de un grupo de actores pertenecientes a la compañía de teatro Vesturport (Reikiaivk). Rodados en blanco y negro y con dos duros. Nada de glaciares, icebergs o cualquiera otra de las maravillas del paisaje islandés: sólo crudo ambiente urbano.

Estas dos películas se pueden ver estos días en el Festival Internacional de Cine de Copenhague, que también ha ofrecido otros filmes notables. Como "Klopka", del serbio Srdan Golubovic, un thriller con personajes torturados por el azar, o "Mirush", la desgraciada historia de un niño que emigra ilegalmente a Oslo desde Kosovo en busca del padre que lo abandonó cuando era un bebé y tras la muerte repentina de su hemano. O "Den man älskar", una inusual reflexión sobre el maltrato de mujeres a partir de un triángulo imposible.

Cine sin concesiones ni adornos superfluos, directo, duro...