tirsdag den 6. marts 2007

UNGER´N BLIVER

Copenhague ardiendo y yo a mil y pico kilómetros. Me tuve que ir a Islandia el miércoles y no volví hasta el domingo por la noche. Eso quiero decir que no soy responsable de las notas que EFE ha mandado esos días y que contenían multitud de errores. Entre otros, que era un centro ocupado desde 1981 (el Ayuntamiento se lo cedió a los jóvenes en 1982). Toni, un amigo, vivió todo de cerca. Este es un primer relato de lo que pasó. Merece la pena leerlo...

Jueves día 1 de Marzo a las 6:30 AM fué el momento escogido por la policía danesa para tomar por la fuerza el centro cultural de jóvenes Ungdomshuset situado en la calle Jagdtvej número 69 de Copenhague. En el interior, una treintena de personas que fueron reducidas rápidamente. Al menos una de ellas resultó herida de gravedad en el asalto en el que se utilizaron unidades antiterroristas y métodos militares.

Después del asalto, el barrio de Nørrebro fué literalmente invadido por cientos de policias antidisturbio mientras dos helicópteros sobrevolaban las calles a baja altura. El resultado immediato de tal despliegue de fuerzas represivas fue un estado de excepción de facto, donde derechos civiles básicos como el de libre circulación o el derecho a reunirse de forma pacífica en las calles quedaron suspendidos o severamente restringidos sin previo aviso o notificación por parte de las autoridades civiles. Así mismo, particularmente el fuerte ruido de las hélices de los helicópteros que ya no pararía en 48 horas, generó un estado de ansiedad patente en las caras de los vecinos del barrio.

La policía pareció estar actuando de forma totalmente autónoma cuando se supo, poco después del asalto, que la alcalde de la ciudad, Jytte Ritt Bjerregaard, del partido Socialdemokraterne, se encontraba de vacaciones en Noruega y no había sido informada de la operación. Su rápida vuelta a Copenhague y sus declaraciones en medios de comunicación en horas posteriores confirmaron su falta de preparación para la situación de crisis en la que se vió immersa la capital de Dinamarca a raíz de la acción policial. Así mismo, quedó tristemente patente su poca capacidad para mostrar que, como funcionaria público, estaba trabajando para encontrar una solución a la situación o tan siquiera para articular mensajes de tranquilidad a la ciudadanía. Los ”políticos”, con ella a la cabeza, parecen ser los grandes perdedores de esta crisis por encima de otros actores como los “jóvenes” (ungere), la policía o incluso la secta religiosa de extrema derecha Faderhuset que compró la casa y exacerbó la crisis de forma exponencial al negarse a cualquier solución negociada antes del desalojo.

A las 8:00 AM en Nørrebrosrunddel, a 50 metros del edificio desalojado, pude ver unas 200 personas congregadas en protesta por el asalto. A partir de ese momento, y durante toda la manana, se sucedieron los encuentros entre antidisturbios y manifestantes: intentos de intimidación y dispersión de concentraciones de personas mediante el uso de la violencia por parte de los primeros respondidos con arrojo de proyectiles, cortes de calles y barricadas por parte de los segundos. Desde el comienzo, la policía mostró estar siguiendo tácticas de ataque contra manifestantes abandonando cualquier opción por contener la protesta de forma defensiva. Los mandos de la policía decidieron aparentemente subir el nivel de tensión en las calles cuando se empezaron a practicar detenciones más o menos arbitrarias de personas, incluidos transeúntes ajenos al conflicto, y el uso desproporcionado de la fuerza, incluyendo el atropello de manifestantes con furgonetas blindadas. Particularmente espeluznante me resultó ver cómo conducian sus vehículos pesados a velocidades extremas en un barrio densamente poblado como Nørrebro.

Acciones de protesta se sucedieron en otras partes de la ciudad: Østerbro, Frederiksberg y especialmente en Christianshavn, cerca del estado libre de Christiania.

Hacia las 15:00 h, los enfrentamientos entre policía y manifestantes se producian sólo de forma esporádica y comenzaba un periodo de calma tensa. La policia había conseguido consolidar su presencia alrededor de la casa mientras el barrio se le quedaba demasiado grande.

En anticipación del desalojo existía una convocatoria a concentrarse en Blågårdsplads, a un kilómetro de la casa, a las 17:00h. La concentración no estaba autorizada por el ayuntamiento y así lo intento hacer saber a los congregados un mando de los antidisturbios, sin mucho éxito, debido a los gritos de la gente. Una manifestación no autorizada de unos 200 christianitas cruzó la ciudad y se unió a los allí presentes. El ambiente era eléctrico. Los congregados gritaban diferentes lemas a favor de Ungdomshuset y el derecho a tener una identidad diferente. En total, unas mil personas empezaron a avanzar hacia Ungdomshuset por Nørrebrogade. La policia intentó pararlos con furgonetas blindadas que fueron desplazadas mediante el uso de pintura que cegaba la visión de los ocupantes, lanzamiento de proyectiles y embadurnamiento con líquidos inflamables de los vehículos. La policía retrocedió hasta unos 200 metros delante de la casa. En ese momento los manifestantes a la cabeza se encontraban ya en plena ofensiva y se habían establecido las primeras barricadas en Nørrebrogade. Entonces unidades de policia apostadas en las bocacalles de Nørrebrogade y detrás de la manifestación entraron en acción acelerando sus vehículos a través de los manifestantes y dividiendo la manifestación de forma efectiva. Detrás de las furgonetas decenas de antidisturbios. Una vez separada y rodeada la cabeza de la manifestación con unas 300 personas dentro, comenzó el lanzamiento de gases lacrimógenos y el cuerpo a cuerpo con la policía. Numerosas detenciones se practicaron en ese momento.

El intento de llegar a la casa quedó pues efectivamente abortado y los manifestantes se dispersaron por las calles del barrio, donde se sucedieron barricadas con fuego, cruce de coches, rotura de vidrios de bancos, immobiliarias y otros establecimientos. Los enfrentamientos a partir de entonces se multiplicaron al adoptar algunos manifestantes tácticas de guerrila urbana: pequenos grupos de 5 a 20 montaban barricadas y cortaban calles, se enfrentaban a un grupo de antidisturbios durante unos minutos y desaparecian rápidamente para aparecer en otra parte del barrio repitiendo la acción. La policía perdió el control del barrio de forma aparente delante de todo el país, que podía observar en las cámaras de su TV cómo sus unidades apagaban con extintores el fuego de una barricada y dispersaban a la gente en un punto de Nørrebrogade, mientras a 50 metros se montaba y prendía otra y las furgonetas que llegaban eran recibidas con botellas y adoquines. Los incidentes se prolongaron hasta las 4:00 AM de la manana. Durante la noche se quemaron los primeros coches de vecinos del barrio.

A partir de la tarde, en Christianhavn, alrededor de Christiania, los enfrentamientos entre manifestantes y policias se incrementaron prolongándose hasta la noche. Allí se utilizaron por primera vez cócteles molotov contra las furgonetas antidisturbios.


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